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El efecto del salto de barrera entre especies

La actual pandemia que estamos padeciendo producida por el coronavirus SARS-COV-2, la cual ha llegado al mundo entero produciendo graves problemas de salud tiene su origen en la zoonosis.

¿Qué es la zoonosis?

La OMS la describe como una enfermedad infecciosa que ha sido transmitida de un animal al ser humano. Los patógenos zoonóticos pueden ser bacterianos, virales o parasitarios, o pueden involucrar agentes no convencionales y pueden propagarse a los humanos a través del contacto directo o a través de los alimentos, el agua o el medio ambiente.

¿Qué son las enfermedades emergente?

Según el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE se refiere a las enfermedades emergentes como “enfermedades nuevas, que causan un importante efecto sobre la Sanidad Animal o la Salud Humana, bien como consecuencia de una modificación de un agente patógeno conocido o la propagación de éste a una zona geográfica o a una especia de la que antes estaba ausente o bien, como consecuencia de un agente patógeno no identificado antes o una enfermedad diagnosticada por primera vez.”

Si el concepto de enfermedades infecciosas emergentes se aplica a la zoonosis, hablaríamos de zoonosis emergentes, que se entenderían causadas por agentes aparentemente nuevos o previamente conocidos que aparecen en lugares o en especies donde no se daba antes.

La deforestación del Amazonas provoca un aumento de mosquitos, debido a la mayor exposición a la luz solar y a la humedad en las zonas recién deforestadas, lo que favorece la expansión de la malaria…

La caza furtiva y venta de chimpancés como alimento dio origen al SIDA.

Numerosos científicos coinciden en que la pérdida de biodiversidad implica en la mayoría de los casos un aumento en el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas.

Así lo indican los datos de un informe de Ecologistas en Acción en una campaña que relaciona alteración de espacios naturales y propagación de pandemias.

El 60 % de las enfermedades infecciosas humanas registradas son zoonóticas, y el 75 % de las enfermedades infecciosas nuevas o emergentes también tienen origen animal.

¿Cuáles son los principales factores que producen estos resultados?

Alteración en los ecosistemas y cambios demográficos: podemos encontrar varios ejemplos, cambio del uso de la tierra, lo que vendría a ser la reforestación y deforestación, intensificación de la agricultura, construcción de embalses y pantanos, riego agrícola. Por ejemplo, se asocia con la emergencia de enfermedades transmitidas por mosquitos el riego de cultivos en áreas superpobladas de humanos y animales.

El 75% de la superficie terrestre ha sido transformada significativamente por la humanidad para su beneficio, lo que ha provocado migraciones de especies salvajes, incursiones de actividades humanas en proximidad con especies hasta ahora ajenas a nosotros y desequilibrios en los ecosistemas, un caldo de cultivo para el surgimiento de enfermedades por zoonosis.

Ecologistas en Acción defiende como vía para evitar futuras crisis como la que estamos sufriendo a día de hoy, es la restauración de territorios degradados por la acción humana, la protección de las tierras salvajes y la biodiversidad, el abandono de las prácticas de explotación abusiva del medio natural y un cambio de paradigma hacia una economía que respete la naturaleza.

Factores sociales, políticos y económicos: los viajes, el comercio, la desigualdad social, las guerras..etc. En un mundo globalizado donde el desplazamiento de animales, vegetales, verduras se intercambian en mercados de todo el mundo da lugar a que haya una gran intercomunicación, y dado el caso de aparición de enfermedades infecciosas, éstas se difundan con rapidez y se transformen en problemas globales.

Son numerosos los ejemplos que ilustran cómo detrás de muchas zoonosis está la mano o la “irresponsabilidad “del ser humano, lo que sumado a un mercado globalizado y transporte constante de personas y alimentos entre distintos rincones del planeta Tierra sienta las bases para más pandemias futuras.

La acción humana es la que está detrás de la mayoría de las perturbaciones, cuando el correcto funcionamiento de un ecosistema queda impedido por causas ajenas a la naturaleza, el equilibrio se rompe y aumentan las posibilidades de que virus potencialmente patógenos crucen la barrera de especie y puedan infectar a otras especies incluyendo el ser humano.

Solo se conoce un 1% de los virus que habitan en animales silvestres, y se estima que podría haber 1,7 millones de virus desconocidos que podrían dar el salto a la especie humana. Sin embargo, la falta de recursos económicos y la poca atención que recibe la comunidad científica impiden que se hagan mayores avances en esta dirección.

Un ecosistema sano se encarga por sí mismo de regular la aparición de plagas, patógenos, depredadores, parásitos y otros organismos que amenazan la supervivencia de la especie humana.

Tal y como indica Ecologistas en Acción: “La naturaleza no es un enemigo desconocido, sino un aliado necesario. Los servicios ecosistémicos son aquellas funciones con las que la naturaleza contribuye al bienestar del ser humano”.